Portugal inaugura muestra en Centro Cultural Banreservas
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11 octubre, 2019En el siglo XVI, españoles y portugueses surcaban los océanos en busca de la llegada más rápida y segura a tierras orientales donde podían acceder a productos que eran muy requeridos en el viejo continente, entre ellos la seda y distintos tipos de especias. El primer asentamiento europeo en Asia Oriental fue Macao, de la mano de los comerciantes portugueses. Los españoles no se quedaron atrás y organizaron desde el siglo XVI un próspero comercio que incluía un galeón que viajaba desde Filipinas hasta México, con escala en la península ibérica para proveer al nuevo mundo con su cargamento recogido en el Pacifico oriental.
La historia es conocida. Con el correr de los siglos, y hasta la mitad del siglo XX, otras potencias europeas se sumaron entusiastas a este raid colonial en la búsqueda de tierras, materias primas, mercados cautivos y mano de obra. Con el fin de la Segunda Guerra Mundial comenzó un proceso inverso, conocido como la descolonización, por lo cual entre 1945 y fines de los años 70 se independizaron una gran cantidad de países, generalmente de Asia y África.
Terminar con los imperios en Bélgica, Francia, Holanda e Inglaterra no fue una decisión sencilla ya que había muchos intereses y distintas opiniones dentro de los propios países europeos. Esto se tradujo en que cada una de las naciones colonizadoras llevó el proceso en forma diferente y con distinto grado de apertura, violencia y acuerdo con las élites de las naciones colonizadas.
El caso de Portugal es curioso porque, a contramano del contexto internacional, decidió mantener el mando sobre sus colonias, aunque no contaba con una economía sólida ni con el poderío militar de sus vecinos europeos. Sin embargo, hasta entrada la década de los 60, sostuvo el control sobre sus dominios en Asia, parte del territorio de India, China y en Timor oriental y, sobre todo, en África, con colonias como Angola, Mozambique, Cabo Verde y Guinea Bissau entre otras.
El inmenso costo de sostener ese imperio fue quebrando la frágil –y poco desarrollada- economía portuguesa y finalmente generó una crisis política que terminó, en 1974 con la caída de una larga dictadura que gobernaba el país desde 1932. Portugal comenzó así a desprenderse rápidamente de casi todos sus enclaves ultramarinos. Del enorme imperio que aun sobrevivía en la década de los 70, solo quedó un territorio bajo su administración, la ciudad de Macao. Recién en 1999, y luego de 442 años, fue restituido a su dueño legítimo, China.
China y Macao: una misma nación, dos sistemas políticos diferentes
Los macaenses estaban habituados a una vida con características liberales, como en la metrópoli europea, y para mitigar el paso a un sistema férreamente conducido por el Partido Comunista chino, se negoció una suerte de estatuto de autonomía que se mantendrá vigente hasta 2050.Para Macao esto permite algunas concesiones con respecto al resto del territorio continental chino.
Así, el gobierno local se designa por una mezcla de elecciones directas e indirectas que otorgan un equilibrado predominio a China. También mantiene su propia moneda, partidos políticos, prensa libre, justicia independiente, poder de policía y determina sus políticas sobre residencia. Funciona casi como un país independiente e incluso, tiene su propia selección de futbol.
A diferencia de su vecina Hong Kong, Macao es políticamente más estable y un modelo de funcionamiento para el gobierno chino. Aun así, China es muy celosa con sus dos regiones especiales y esto se ve, no solo en la actual coyuntura de Hong Kong, también en la reciente polémica que acabó con una disculpa publica de casa de moda italiana Versace por poner en venta una prenda donde aparecían mencionados Macao y Hong Kong como países independientes.
Macao, una Las Vegas oriental
Macao es un pequeño territorio costero de 30.3 km² en el sur de China. Gran parte ha sido ganado al mar, única forma en que puede ubicar a sus más de 600.000 habitantes. Por esto es uno de los territorios más densamente poblados del mundo, con 21.000 habitantes por km². A la vez posee un muy alto índice de desarrollo humano y un PBI enorme, aunque desigualmente repartido.
En su centro histórico aún se observan restos arquitectónicos coloniales, como también en la gastronomía y en el idioma, ya que el portugués es idioma oficial. La ciudad vieja ha sido declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por representar un espacio duradero de encuentro entre Occidente y la cultura china. Sin embargo, los pocos descendientes de portugueses que aún quedan en la ciudad plantean que los chinos, a través de la migración desde el continente y las políticas del Partido Comunista, los han reducido a una expresión minúscula.
Pero el hecho más notorio de Macao es que es el único lugar en toda China donde es legal apostar y ejercer la prostitución. Macao basa su economía en la industria del juego y del entretenimiento y en apenas veinte años se ha convertido en el lugar más importante del mundo para esta actividad, superando a su hermana gemela, Las Vegas. Como en la ciudad norteamericana se han construido enormes hoteles-shoppings, con shows internacionales de primer nivel.
Millones de chinos vistan Macao diariamente. Sin embargo, el foco principal está puesto en los adinerados clientes VIP, a los cuales se les ofrecen salas especiales. Aunque el negocio es muy redituable para los empresarios macaenses y el gobierno chino, la ciudad histórica de espíritu ecuménico cada vez queda más sepultada por el avance de los casinos. El escaso espacio ha derivado en un importante aumento de los costos de vida, sobre todo de alquiler y hospedaje.
Muchos de los habitantes locales cruzan la frontera con China para hacer sus compras habituales, debido a los altos costos. Además, han proliferado mafias que utilizan Macao para lavar dinero de la corrupción política. Por eso el presidente chino Xi JinPing lanzó hace un tiempo una campaña para controlar esos capitales en el marco de un combate contra la corrupción. Aunque el turismo sigue en aumento, la iniciativa del gobierno generó fuertes pérdidas en los casinos
Pero eso no parece preocupar al líder chino, que quiere reconvertir la región siguiendo otro modelo norteamericano, aunque ya no en los juegos de azar. Poco tiempo atrás China anunció que tiene un programa para que Hong Kong y Macao en conjunto con el sur de China se conviertan en una región dedicada a la alta tecnología en la búsqueda de competir con Silicon Valley o de absorber a empresas que se vean muy amenazadas por la mala relación que mantienen con el presidente Donald Trump.
Los críticos del proyecto dicen que busca terminar con la autonomía de las regiones especiales de China. Lo cierto es que, como muestra el caso de Macao, los grandes negocios y la posibilidad de aumentar la integración al capitalismo global se conforma como una oferta difícil de rechazar.
Fuente: Infobae