Portugal, ante el reto de la gestión de las vacunas al asumir la presidencia de la UE

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Portugal toma el relevo de Alemania en la cúpula de la Unión Europea desde este 1 de enero tan atípico, como demuestra el Concierto de Año Nuevo sin público en la Museikverein de Viena. Nace así marcado por las consecuencias de la pandemia del coronavirus este semestre en manos de un país que ha ido de más a menos en su gestión de la devastadora crisis sanitaria. Pero el papel coordinador de esta Lusitania socialista, comandada por Antonio Costa, se centra en abrir las puertas a la esperanza gracias al acuerdo de distribución de la vacuna en los 27 países miembros de esta UE presta a encarar sus relaciones con el Reino Unido desde una perspectiva diferente tras dar carta de naturaleza al Brexit.

La estrategia de vacunación se alza, por tanto, como la gran prioridad en la agenda comunitaria que deberá impulsar Lisboa, de camino para lograr «la verdadera unión para la salud», de acuerdo con las declaraciones del ministro portugués de Asuntos Exteriores, Augusto Santos Silva, a Efe.

Aplicar los criterios adecuados para que siga su curso el proceso que persigue la inmunización de los ciudadanos europeos pasa a ser un asunto de primer orden, si Europa desea ver la luz al final del túnel. Comienza un nuevo ciclo, con los permisos pertinentes que ha de aprobar la Agencia Europea del Medicamento, el organismo que rechazó instalarse en Barcelona debido a la inestabilidad política catalana y que opera desde su sede central en Ámsterdam.

«Si esa estrategia masiva de vacunación resulta satisfactoria, y tiene todas las condiciones para que lo sea, será un salto cualitativo en la manera en la que podemos responder a la crisis sanitaria y a las consecuencias económicas y sociales», explicó el ministro.

Presupuestos generales

De forma paralela, a Portugal le tocará llevar las riendas que permitan sacar el máximo provecho del reparto de los fondos europeos de recuperación, vitales para que la aprobación de los diferentes Presupuestos Generales encuentre ese plus necesario destinado a volver a engrasar el tejido empresarial en Eurpa.

Hasta junio durará el compromiso de mando de Portugal, con la clave interna de las inminentes elecciones presidenciales el 24 de enero, una fecha en la que previsiblemente ganará otra vez el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, según indican todos los sondeos.

Las claves del nuevo marco que regirá el cara a cara con el Reino Unido también estarán sobre la mesa, dado que los entresijos comerciales vivirán poco a poco una sorprendente regresión con respecto a la situación que se consideraba como actual hasta el 31 de diciembre. Precisamente, ahí volverá la enfermedad al primer plano, pues el Covid-19 se ha colado sin avisar en el orden del día de todas y cada una de las reuniones amparadas desde Bruselas, la gran mayoría en formato virtual.

Además, a Portugal le corresponde acelerar la reasignación de la influencia universal de la UE. «Europa tiene que mirar en todas las direcciones del mundo», un concepto que el país vecino debe afanarse para que no caiga estancado.

En este sentido, Santos Silva señaló con el conocimiento de causa que le otorga su experiencia: «Precisamente, para que Europa sea capaz de hablar con EE.UU., con Reino Unido, con Latinoamérica y con África, pero en Asia sea capaz de hablar con China, Japón, India o con el Sudeste asiático».

Unas palabras que testimonian el prisma claramente aperturista que pretende impartir Portugal bajo su mandato, tal vez cansado de las hostilidades que han definido el tira y afloja con Boris Johnson, quien estuvo hospitalizado por coronavirus y fue atendido por un enfermero portugués.